Publico el décimo capítulo
DESCENSO Y ASCENSO DEL ALMA POR LA BELLEZA
Capítulo X EL "SI" DE LAS CRIATURAS
Ahora que nuestro personaje goza de mejor clima, las criaturas vuelven a reclamar mi atención; pues temo haber incurrido en cierta injusticia con ellas al considerarlas en el solo gesto negativo con que responden a la solicitud amorosa del alma. ¿El "sí" de las criaturas es tan sólo ese "no" que dan como respuesta cuando se desciende a ellas en descenso de amor ? Al preguntármelo, recuerdo toda la belleza creada: el sol, la luna, el agua y las avecillas de Francisco de Asís; o la ontología de Raimundo Lulio que va desde la piedra sin voz hasta los nueve coros de ángeles. Y a la sola evocación de tanta hermosura, tentado estoy de acabar en poema esto que se inició en trabajada paráfrasis.
Te dije ya, Elbiamor, que las criaturas responden con un "no" al amante móvil que desciende a ellas. Pero al juez inmóvil que las interroga le dan un "sí" cuya naturaleza trataré de aclarar. También Agustín buscó a su Dios en las criaturas. "Interrogué a la tierra dice -, y me ha respondido: no soy tu Dios. Interrogué al mar, a sus abismos y a los seres animados que allí se mueven, y todos me respondieron: no somos tu Dios, búscalo más arriba. " Tal cosa niegan las criaturas: niegan ser el destino final del hombre, cuando el hombre las interroga por su destino. Y no se limitan a negarlo, sino que le dicen: búscalo más arriba, lo cual es ya una afirmación; y no sólo nos convidan a un ascenso, sino que se ofrecen, además, como peldaños. Porque, según dijimos, las cosas nos llaman con la voz de su hermosura, y ese llamado trae la intención de un bien.
Óleo sobre lienzo - "Paisaje Barroco"
Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669) - Leyden - Holanda.
- Todo llamado viene de alguien que llama se dijo nuestro héroe.
Y las criaturas dicen al que sabe oírlas:
- Somos el llamado, pero no somos el que llama.
Y negándose las criaturas, afirman al Llamador; lo afirman en sus Nombres Divinos.
Pues ellas dicen al que contempla su hermosura:
- Somos bellas, pero no somos la Hermosura que nos creó Hermosas.
Y al que medita su verdad enseñan:
- Somos verdaderas, pero no somos la Verdad que nos creó veraces.
Y dicen al que gusta de sus bienes:
- Somos buenas, pero no somos el Bien que así nos creó.
He ahí cómo ellas afirman "al que llama" : lo afirman en sus gloriosos nombres de Belleza, Verdad y Bien. Y lo afirman como Principio, llamándolo "el que nos creó"; y lo alaban como Fin, diciendo "somos el llamado hermoso, pero no la Hermosura que llama".
Elbiamor, como en el Paraíso, la criatura sigue mostrando al hombre la imagen del Hermoso Primero. El que las interrogue, si es un juez equitativo, alcanzará el "sí" gozoso que dan las criaturas cuando se niegan. Las criaturas unirán sus voces múltiples y diferentes, para construir esa imagen de la unidad en la multiplicidad que llamamos un acorde : quiero decir que nuestro personaje, frente a las criaturas múltiples, verá la Unidad en la multiplicidad. Y la multiplicidad de las criaturas, lejos de perder valor ante sus ojos, ha de adquirir entonces la plenitud de su valor. Pues, a los ojos de nuestro héroe, las criaturas aparecerán referidas a su
Principio creador y unificadas en Él. Quiero decir que nuestro héroe, después de haber visto la Unidad en la multiplicidad, ha de ver ahora la multiplicidad en la Unidad. Sólo entonces le será dado entender con Agustín que la belleza es el esplendor del orden o de la armonía o de la justicia (splendor ordinis).
Óleo sobre lienzo - "Atardecer" - circa 1666 - Museo del Hermitage - San Petersburgo
Claudio de Lorena (1600 - 1682)
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